jueves, 3 de septiembre de 2009

Lección de Astronomía

Texto leído el Martes 1 de Septiembre en la presentación del libro de cuentos "Deliro Temporales" de Alexandra San Jiménez en el teatro experimental del Centro de Arte de la Sociedad Femenina de Cultura en Guayaquil.
Los hombres no tienen Letras…

Es la moraleja con la que termina el “Acertijo” de Alexandra San Jiménez. ¿Será por eso que algún columnista cultural de un diario local la tachó de sexista? ¿Será por eso que hoy estoy aquí En la Sociedad “Femenina” rodeado de mujeres que, con derecho y sin vergüenza, piensan y dicen lo que piensan? ¿Qué he hecho yo para merecer esto?.. Preguntaba Pedro Almodóvar a su madre cuando lo obligaba a jugar a la tacita de té con sus 27 primas…
Quizá no tengamos Letras pero aun nos queda la opinión…
Como una medusa flotando en las entrañas de un abismo o, mejor y también dicho en palabras de Alexandra..., Como si un tornado acabara de marcharse, debe haber quedado el periodista que, descontextualizando la entrevista, emitió desacertado, prejuicioso e ingenuote su opinión sobre este DELIRIO TEMPORAL de Alexandra San Jiménez. Pero esta noche aquí yo no he venido a opinar si no a presentar a tres opinadoras y una artista que sí tiene letras, y, como hay que estar a la altura y entrar con pie derecho a la sociedad lectora porteña, les doy la bienvenida a esta velada de estreno construida en base a los textos originales del DELIRIO de Alexandra y que para ser fiel a la intención de la autora he titulado…

LECCIÓN DE ASTRONOMÍA

Al igual que el quinto de sus cuentos porque en ese texto tal como hoy: Había un grupo de mujeres planeta en el universo de la vida de un hombre satelital, donde el tiempo sí era eterno, surrealista y loco, donde el sol era magnánimo y aunque todos los astros de este sistema se alinearan nunca, nunca habrá un eclipse…
Gracias Margarita Roca por abrir este encuentro como nuestra primera mujer planeta. Luego tendremos aquí a María Josefa Coronel Abogada, conductora de televisión y la visión del planeta de la lectura oficial. Francesca Fogghinni renombrada psiquiatra guayaquileña que desde su posición Saturnal nos entregará la visión de los gaseosos anillos inconscientes que subyacen en este texto. Solange Rodríguez, querida amiga y batalladora incansable de las letras y la cultura, cuentista con una visión que contiene a más de locura neptuniana, la estrictez de la noche plutónica y la pasión mercurial.
Hasta aquí las planetas de la opinión.
Pero esta noche nos acompañarán también Delia Pin, actriz performática y la violinista Marisol Montiel, que harán aparición precisa y sorpresiva cual cometas de amaneceres boreales.

A lo que he venido…
Alexandra San Jiménez dice, disfrazada de voz narrativa en “EL DIA TREINTA”:
“Los sueños se han adueñado de mis ojos y ya no sé que los diferencia de lo real. A veces creo estar soñando y al terminar el día encuentro arrumadas las hojas de lo que he escrito. Historias de lo que creí parte de lo que soñaba. En ése instante son tan reales como el papel en donde están impresas. Pienso, entonces, que debo ser una escritora y que mi oficio es escribir, pero cuando busco mis relatos, un sobresalto me despierta en medio de la noche dejándome huérfana de historias y alejándome del sueño”
Estoy seguro que este tipo de aseveraciones que acercan demasiado al escritor autor real a su alter ego narrador ficcional y que ha sido un merito para la mayoría de los artistas grandes y trascendentes, siempre confunden al lector común; lo que también es un plus, y lo llevan a imaginar que todo lo leído es cierto, ha sido vivido por quien lo cuenta y cuesta mucho aceptar que nadie ha protagonizado aquello que nos ha emocionado.
De Alexandra pocos lectores podrían adivinar que estudió Derecho en la Católica; que se fue a la Argentina para hacerse Diseñadora de jardines y Administradora de Empresas, ¿cómo así? Si en el mismo día Treinta, Cada vez que se despierta jura que toma el papel.., gira y gira rápidamente cayendo al vacío, mientras cae sabe que soñar con caídas significa temor pero, es tan fascinante volar que lo olvida por un rato y se queda dando algunas vueltas por el aire. Aire: oxigeno, nitrógeno y argón, como la canción de Mecano. ¿Referente consciente o criptoamnesia? O, de hecho, soy solo yo y mi interpretación de la lectura frente a mis propios referentes... Ustedes podrán decidirlo si se llevan el libro, autografiado mejor.
Pero cuando del vuelo se hunde en el vacío va pasando por círculos de fuego, siete, y se detiene en el último… ¿A que les suena?, a que esto tiene algo que ver con Dante, ¿cierto? Y entonces nos preguntamos seguros de la respuesta, ¿Habrá estudiado en algún taller literario de creación? Donoso Pareja, seguro, se contestará aquel lector que se ha propuesto desenmascarar a la voz y compararla con la autora. Se empecina en su Gimnasia Mental y ya no tiene duda de que la San Jiménez tiene también que ser un alma solitaria, un alma conductora urbana, alma de la movida, un alma sencilla... Así es que, ¿para qué disminuir la velocidad?



Para los concursos, pues. Para pulir los textos y dotarlos de las exigencias de un jurado y alcanzar los galardones. Para lo que ahora cito: Mis ideas huyen, aladas, golpeadas y humilladas… Las llamo para que acudan en mi auxilio, pero no vienen, lloran atrapadas por una especie de celda invisible que las aleja… Utilizo las palabras como armas: dagas, bombas, cuchillos, arsenal infinito… ¿Quién ganó la batalla? ¿Qué me hizo tan fácil de cazar? Y es que Alexandra se ha dado el tiempo de participar y ganar también. Fue suyo el concurso “Escritores del Mañana” y una mención de la revista Hogar. Pero el lector detective no se conforma con saberlo todo, siempre quiere más, siempre estará tras el ojo de vidrio que el tío William perdió el verano pasado; siempre presto a ver si ha quedado un espacio vacío donde se supone que antes debió existir algo que lo llenaba, ¿o es que los vacíos son naturales?
Ustedes, ¿qué dicen? ¿Nos ponemos en busca del ojo del tío William?, ¿esperamos a conocer el sonido de cada objeto al otro lado de la pared? ¿Nos atrevemos a mirar tras las ventanas apenas cubiertas por una fina tela transparente que insinúa todo aquello que nos es prohibido? Vamos, les invito a ser lectores detectives y llevémonos ahora mismo este Delirio Temporal de Alexandra San Jiménez a nuestra intimidad, al espacio maravilloso donde toda voz es nuestra y nuestra voz callada abarca el universo, sus soles, sus planetas, sus cometas soñados, el norte y el sur, el frío del día treinta, Todo el mundo creado, el amor y el vacío.


jueves, 13 de agosto de 2009

Tras los barrotes del sueño solo somos números

ESTRUCTURAS


Ella y Luciana son fanáticas de los juguetitos. Mateo no se quedaba atrás y era un especialista en obsequiarse alguno cada fin de mes. Llegado el día veintinueve Luciana y Ella, sin contenerse las ganas, subieron al depar del compañero de juegos que ya las esperaba con la puerta abierta.

Las invitó a sentir la más loca de las vibraciones, como decía él, mientras encendía el juguetito. Los tres sentados reían del loco descubrimiento. Luego recostados hicieron silencio. Mateo se quedo dormido.

A Luciana y a Ella, aburridas, les dio por masajearse los pies, se desnudaron hasta llegar al baño. Solo se escuchaba un débil gemido de Mateo que en sueños no se percataba de su miembro erecto sobre ese artilugio acolchado shiatsu de cuero negro que había conseguido de a ganga en la tarde de ayer. El dildo anterior les había quedado corto.

El puma me prometió que...

NADIE TE HARA NADA

Sí, dijo el Puma, así ha de ser pero esa frase no te garantiza nada. Uno se mete en los líos que quiere. A veces la raíz viene desde muy atrás, y no te has dado cuenta cuando empezaste a planearlo, midiendo, casi que agorando con exactitud. Es que, al final, sí queremos que nos hagan algo, y nos vamos acomodando. Hemos venido a este mundo a equivocarnos, no para ser perfectos. Qué pereza, la perfección es para cuando lleguemos al cielo, tan perfecto que el aburrimiento nos hará triza.
Un tercio del lillo que sostiene la hierba con el polvo, entreverados, se levantó seco. De entre el corazón y el índice, sin derramar nada, lo recuesta sobre el pulgar. Así, como acunándolo, se lo lleva a la boca, sus ojos tienen ese brillo de la mirada de los santos de madera, como de una ternura perpetua. Los labios no tocan nada. La lengua con agilidad de trompa de elefante y la sensualidad obvia de carne húmeda que por la operación se lubrica, redondea una gota de saliva clara y deposita la mitad sobre el área seca, lo restante lo extiende por todo el maduro repeinándole la raya. Qué bien, aun no se ha apagado.
Quién mira ahora, nadie miraba. La pregunta es necia, siempre es necia. Para dónde se va. Se inventan rutas que ni siquiera se caminan. Por qué detenerse a pensar, para qué. Toma, fuma, por el Puma.

Exododedosexos

El veinte y nueve de julio se realizó el estreno mundial de Exododedosexos, juguete teatral para pensar y masturbarse en el cual participé orgullosamente, por su resultado, como guionista.
la obra de una hora y diez minutos presenta a dos mujeres transmodernas en una propuesta personal artistica que no va a ninguna parte. El telon esta abierto desde siempre, los espectadores nunca sabrán cuando comenzó la interpretacion y solo entenderán que ha terminado cuando las protagonistas se lo digan. Se discute la condición de los sentimientos de género y nos reimos de ellos pues ninguna verdad es la correcta y no hay mentira que nos etiquete.
La propuesta se propagandeó como sigue:
¨Exododedosexos”
"Simonné Bernardette y Malva Malabar se han propuesto montar un texto de Tennesse Williams. Pero, por alguna razón, esto no ha sucedido.Y se han quedado allí, perdidas, en alguna esquina entre el show y el documental, esperando. ¿Esperando… qué?¿Están locas las locas? ¿Qué les pasa?"
Las preguntas se las tuvo que responder el espectador.

sábado, 23 de mayo de 2009

Para los que quieren energía.

Como aderezo a la revista de energía Cables y Barriles y el portal BITTIUM
Ha ganado la superstición


He llegado tarde a todas mis citas hoy. Ha habido un par a las que ni siquiera he atendido, no las cancelé ni las pospuse, tampoco las había olvidado, las dejé, simplemente, de lado. No tengo justificación a más de que no me dio el tiempo, pero eso no tiene importancia, no es relevante. Lo que importa es que no llegué nunca y tendré que inventar una excusa. Resultaría fácil si pudiese decir la verdad, No me dio la gana de llegar. Me fui a beber y a compartir mis angustias con un amigo, pero eso no ayuda. Si pudiera pedirle a algún santo que me arreglara la agenda, si hubiera una fórmula mágica que borrara los olvidos y las postergaciones.
No hay forma, se lo dijo por que lo sabía perfectamente, los momentos vividos son almacenados en un archivo de realidad al que no tiene acceso ni un solo bit de sentimientos. No tengo cabeza para trabajar ahora, necesito un aliciente creativo. Ver imágenes en Internet, ¿ayudaría? Pensó. Sí, se contesto el mismo. Se conectó. Como siempre fue tentado por la idea de ir a las páginas eróticas que bombardean las visitas en la red. No, quiero buscar esoterismo mágico. Parece que se está creyendo eso de la fórmula para librarse de su impuntualidad y sus irresponsabilidades. Total, en la red se encuentra de todo y si no hallo lo preciso aun me divierto.
La Cábala no le interesa mucho y realmente no la entiende, Le huye al misticismo religioso aunque esté cargado de la superstición mitológica de los albores de nuestra civilización. De pronto, ¿Qué será esto de la lógica arábica? Es la Numerología. Las combinaciones numéricas que entregan claves para la vida y el futuro, que nos aclaran las razones que llevamos escondidas en los signos que nos designan... Claro, se repite en su soledad, si existe el Poder de las Palabras, existirá también la fuerza de los números. Las cantidades son energía...
¿De donde viene todo esto? Hace rato que ha dejado el ratón libre y las páginas le aparecen solas en la pantalla. Habrá que tomarse un descanso pues parece que estoy soñando o es que mi mente ha conseguido engancharse directamente con los buscadores de la web. De sus ojos a la pantalla se descuelgan haces de luz en los que millones de bits titilan “Iunun cum laudae!.
El cree, ahora puedo decir que está convencido, que vive un encantamiento cibernético. La virtualidad de la información emana de su PC y se le graba en el disco duro, bien duro, que sus neuronas son capaces por este sortilegio de quemar, copiar, almacenar o lo que sea que hace el famoso cdwriter en el disco plateado. El no se ha dado cuenta pues sigue obnubilado por un infinito ir y venir de iridiscencias entre las imágenes que son conceptos y cantidades y su propio devaneo fantástico por encontrar la clave mágica que, sin lugar a duda alguna, le otorgará este trance para librarse de su propia irresponsabilidad.
No sabe que lo observo, ni se imagina que soy yo quien, al digitar sobre la barra buscadora “cuantum energy”, le agregué al I’ll be lucky siete trillones de Ittiums por bit de información. No lo sabe. Y de hecho yo mismo tampoco sabía que este vago me interesaba tanto. ¡Ajá! Gritó de pronto, y es que por estar explicando lo que le sucede no me di cuenta que ha encontrado al fin el camino a su salvación. ¡Esta es! Energy Iunun un salto cuántico cibernético que me permitirá descubrir los hipotéticos senderos de la realidad alterada por mis equivocaciones. Aun no lo voy a enfrentar dejaré que siga ilusionado. Me interesa que me descubra pero a su momento.
Ahora se maravilla, el discurso de la lógica arábica le abre una nueva puerta. Los números que conocemos pertenecen a convenciones gráficas inventadas por los árabes, cada signo para contar tiene tantos ángulos en su construcción como la cantidad que representa. Se los dibuja en la mente desde el reflejo en la pantalla: Uno 1, un ángulo en la esquina superior; el dos, pues dos, uno arriba otro abajo; el tres, tres; el cuatro, cuatro; cinco, el cinco, seis en el seis, en el siete descubre los siete, casi llora cuando lee claramente los ocho del ocho y, secretamente, yo me enorgullezco al verlo que tiembla con los nueve del nueve.
Ahora viene la verdad que lo turba y por un instante lo hace cerrar los ojos y querer huir del encantamiento virtual. ¿Cuántos ángulos tiene el cero? Y es que todo en la vida para existir necesita un ángulo, una perspectiva, un punto de vista, un quiebre que lo haga real. Ha tartamudeado, casi no escucho lo que dice, Bits, Iunums, cuantums, ittiums. La fórmula de la energía y de la realidad en información. Está a punto de descubrirme. No voy a mostrármele gratis. ¿Por qué? ¿Se lo merece?
Se que teme saber, pero no haré nada, debe vencer el miedo, debe superar esa tara que lo hace ser como es, tercamente desinformado, irresponsable y vago. Desde hace mucho que sus dedos no tocan ni el ratón ni el tablero y es ahora cuando sus manos como en gesto de adoración divina se alzan frente a si y lentamente van acercándose a la pantalla. La voz de su pensamiento emana de las palmas de sus manos ¿Cuántos ángulos tiene el cero? La superstición es la nada. El miedo a saber es la oscuridad de la mente. ¿Es el cero el ángulo supremo? ¿existe el ángulo que de tan obtuso se niega a si mismo? Está tan cerca y yo tan quieto. Siento la energía que emana de sus temores casi por tocarme. No se mueve, se ha detenido y las preguntas han cesado. ¿Sabe que soy yo? ¿me habrá visto ya?
Antes que su piel me haga suyo yo ya he grabado, quemado, impreso, archivado el nombre del portal que lo salvará, el único camino a su recuperación. Siento su satisfacción y en la ventana el nombre se lee muy claro, no hay más búsqueda, me ha visto, nos hemos encontrado. Soy el que soy, la marca que lo ha sellado: BITTIUM

Mi primer invitado

Desde Dinamarca, Andrés Holst, invitado de honor...
Si por lo menos, me pudiera acordar de tu nombre, le pediría a mi amigo René Oliveira que me enseñe algun truco candomblé, y así desembarazarme del embrujo que me metiste. Viste como mi alma perdida caminaba sin zapatos sobre las grietas secas de los lodos del invierno costero, viste que mis pupilas alucinadas te miraban pidiéndote posada. Me acostaste sobre tu colchón oloroso y me acunaste en tus brazos. Qué iba a saber yo que eras pastora de chivos, y que sus miradas cuadradas te habían ya dado el poder sobre los elementos. Yo llegaba a tu pueblo después de caminar kilómetros entre plantas que me rodeaban y con las que tenía que hacer guerra. Cuando llegué a la punta del poblado, estaba ya exausto, drenado, y tu me llevaste a tu cabaña. Si por lo menos me acordara de tu nombre, le pediría a René Oliveira que compre amuletos, que me lleve cerca de la reina del mar para que ella me exorcise. O acaso, ¿sería esto otro error de mi ignorancia? Ya tú me habías llevado a la orilla y estando ahi tendido, viendo el sol que se ocultaba sabía que no vería la luz del otro día. Justo era mi muerte lo que esperabas. Ya mi cuerpo estaba untado con tus unguentos ligadores. En el momento de mi muerte copularías, acaso no sería con el dueño de los chivos? Sí, pastora fiel de la tierra ardiente y del sol quemante. Y con el anzuelo que fraguaras en la noche sin luna, cocerías mi alma a tu vientre plantado. Allí estaba el destino que tenías para mi, pobre mortal desamparado. Bueno, quizá después de todo ésto, venga mi amigo René Oliveira y pueda posar sus ojos sobre tu vientre hinchado y pueda ver entretejida allí, la nueva vida que tendría. Faltan aun unos minutos para el amanecer.ca,
Andres Holst. Invitado de honor.

lunes, 11 de mayo de 2009

Presentación de "Tratados de ociología"

Tratados de ociología, Por Javier Lara Santos.

He llegado tarde a todas mis citas hoy. Hubo un par a las que ni siquiera atendí, no las cancelé ni las pospuse, tampoco las había olvidado, las dejé, simplemente, de lado. No tengo justificación a más de que no me dio el tiempo, pero eso no tiene importancia, no es relevante. Lo que importa es que no llegué nunca y tendré que inventar una excusa, por vago:

El Falo vago o, mejor, la vagancia que causa el falo
¿Qué serafín de llamas busco y soy?


Resultaría fácil si pudiese contestarme con la verdad, No me dio la gana de llegar. No tengo cabeza para trabajar ahora, necesito un aliciente creativo, compartir mis angustias con un amigo, pero, eso ¿ayuda? Si pudiera pedirle a los Santos que me arreglasen la agenda, si hubiera quien fórmu Lara magia que borrase los olvidos y las postergaciones...
No, no necesito esoterismo mágico, suficiente con ser amigo del autor de estos Tratados ¿me perdonará Javier Lara con sus Santos? Claro, siempre y cuando descubra eso de la fórmula para librarse de la impuntualidad y las irresponsabilidades... La vagancia, mijito, no significa lo mismo que el ocio, decía mi abuela. Cómo me gustaría decir que fui encantado por la carga simbólica del título: "Tratados de ociología", pero, Eso de las casualidades es tan solo otra mentira de los mentirosos, diría. Así es que deje de tocarse la pirula que eso tampoco es ocio.., me aclara ella en el recuerdo. Estas memorias han sido imposibles de borrar, y han vuelto fácil a mi leyendo los tratados, contratados en seis cuentos delatores: 4 de l4 t4rde, El festín, Buddy, Zona, Las fauces del dragón y Albur..,
Es así como se obligan, se empujan las voces. Ven, lo que yo he tenido es pereza de hablar. Sí, una vagancia de Falar. He allí la diferencia: a la vagancia la causa el falo y al ocio el Falare. La palabra que, si mal no recuerdo, es el ser de todas las cosas, pues, En el principio fue el Verbo. Y es que si yo “falo me defiendo solo”. Como el viejo don Eloy, de las 4 de l4 t4rde que, hablando de su gaver podría decir, Lo tengo muerto en vida, ¡pero aun me queda la lengua! Y lo haremos, el viejo y yo, Porque, en realidad no se sabe si todo el escándalo suicida sea cierto, a todos nos quedará el beneficio de la duda. A las cuatro en punto con tres segundos y de ahora en adelante, nos arrobaremos el efecto Tchaikosart: dos genios fornicando.
Casi todos los mamíferos, dice Francisco Umbral, menos el hombre, disfrutan o viven oralmente de su falo, quizá de allí vengan todas las homosexualidades: disfrutar del sexo de otro para ser vicario del propio. Es entonces cuando el falare y el falo se conjugan ya sin ocio, digo yo, pues los adultos que creamos con la palabra blandimos un falo/daga que imagina por si mismo. Nuestro falo/falar tiene imaginaciones que la imaginación estándar ignora. De ahora en adelante, les ruego, para no afectar susceptibilidades, aceptar el concepto falo como dijo García Lorca, el serafín de llamas que busco y soy, como la palabra que me recrea y me mantiene vivo porque no la encuentro. Esa gaver de don Eloy que es, también en boca de Lara, la Alianza de las lenguas.
Umbral también nos aclara el enigma de la feminidad de la gaver que plantea Lara, Cómo pueden decir, muerto en vida, si se trata de La gaver, no el gaver. Pues bien, en el inicio de todas las verdades está lo femenino, en lo mujer y, es así como existe, muy a pesar del macho, la mujer fálica. Cito a Umbral, No es lesbiana, es la tradicionalmente masculina, narcisista y masturbadora, fálica. Al castrarse parcial y simbólicamente, la mujer fálica llega al límite del feminismo enigmático. No ejerce la fecundación, no descifra su propio enigma, pero lo destruye.
En el cuento "El festín" hay una, Orgía multiétnica, todos contra todos, las lenguas entremezclándose en un solo lenguaje, anti-babel de la carne.., culebra humana de gemidos.., amarrados como perros, vulgar pero posible... Lara nos enfrenta a la realidad del multifalo. Pues, solo los erotismos orales funden todos los conocimientos en uno... El hombre vive desgarrado por la excesiva distancia que la evolución ha establecido entre sus dos vías más profundas de conocimiento directo del mundo: la oral y la sexual. Y, cito, El hombre desgarrado por la separación ha dado técnica, deporte y artes, como superestructuras para cubrir y amenizar la superficie plana, lisa y sosa que va de su boca a su pene.
Así, llegamos a Buddy, el barrio de los guapos del barrio, donde se habla de las Crónicas de Antinoo, donde se gesta la nueva nación de superhombres gay, donde se contesta por teléfono si, ¿está listo? ¿Listo para qué? Para Buddy, claro. Y la voz narrativa, atrapada en su falo/falar/ falare, del que no entiende nada, pero le resulta tan alucinante que dice gracias.., se queda ahí sentada en la sala, fumando, aun aguardando este desenlace, esta situación absurdamente inevitable.., ¿Surreal? Para Bataille, el surrealismo es un erotismo en su Historia del ojo, es un constante retorno al gran masturbador. Es, como dijo Quevedo, Uno que vive amancebado con su propia mano. Sin duda postmoderno y postmasturbado. Y se queda solo.
Solo como en Zona, Solo y perdido, pero no era la nube oscura en el cielo lo que lo angustiaba, ni las hojas gritando con el viento como un caballo invisible y furioso, era algo más, era su soledad, su propia soledad lo que le molestaba y le daba miedo. Así, la magia del falo funciona cuando funciona, como la magia de la prosa, y da paso al falo/lumpen, que poco tiene que ver con el lumpenproletariat de Marx, quienes se marginan de los procesos de explotación y producción para vivir. No, el falo/lumpen es el que ha tomado conciencia de las represiones y convenciones sociales, del economicismo sexual que le ignora o degrada y, entonces, decide actuar como un cuchillo y como una flor, como nada en la vida. Es el falo marginal que busca la libertad en el falo/obsceno.
Y, sigo en Zona, "Eran gemidos de hombre, y eran dos, los dos peruanos estaban follando a dos metros de él.., y se coló el gemido, esta vez sí, de la mujer y comenzaron a hacer un trío..." El falo/falare, es solamente obsceno en los contextos obscenos, luego, la obscenidad está en los demás. ¿Es el falo pornográfico?, escuchemos, "Comenzó a tocarse la pinga, comenzó a acariciarse los testículos, y la cabeza del miembro, hasta que se le puso tan dura como un tolete, tan delicada que no le traía el suficiente placer, decidió armarse de valor y meneársela con más fuerza; así, mientras los gemidos seguían, los ojos de Ernst seguían clavados en esas nalgas azules que se movían como un barco cadencioso en alta mar. Estaba excitado y aterrorizado a la vez." Claro que existe la palabra pornografía, ¿nos llegaron los ecos? Existe en la medida cínica que da lo que deja de ser deseado para ser contemplado. La pornografía, dice Umbral, la da el cinismo, y el cinismo lo da el distanciamiento. Pornografía y obscenidad, digo yo, son cosa de gente saciada. Los hambrientos de sexo, encontramos el falo sagrado, la vagina sagrada, los cuerpos sagrados y gloriosos. Además, la obscenidad es la Epifanía de lo natural, que el intelectual detesta porque está y es en la Historia. Por lo tanto, el Falo/falar es inocente.
Con este increscendo nos llegamos en estos Tratados de ociología al lugar sin retorno en el que he dejado atrás mi vagancia, los trances esotéricos, toda pereza genética sacudido por la voz de mi abuela, y llego.., "Allí desde donde un joven se hubiese podido lanzar hacia la noche con todos sus colmillos bien puestos".., verán que aquí estoy, otra vez, citando a Lara, "A fornicar con los humanos, como sirenas salvajes, peces de vagina." El falo nos vampiriza porque debemos mantenerlo siempre presente por miedo a perderle y a olvidar que aun tenemos culpa. Salvador Paniker, dice, Quiero no ser distinto de mi cuerpo. Quiero no tenerle miedo a mis enfermedades. ¿Qué diría de esto Tito, el del Albur, Javier Lara? Quizá su palabra/falo y la de la voz de ese cuento se transformarían en el falo/falare gigante y ortopédico como de un lisiado.., te cito, cara a cara.., "Reticencia a la existencia.., la construcción de una Torre que lo hacía necesariamente esclavo y desgraciado, o irónicamente insignificante, como a la mayoría de los demás hombres."
Al corazón, solitario músculo mecánico, se le atribuyen todas las emociones y erecciones que son puramente fálicas. Te lo digo de corazón, decimos cuando queremos decir... Tengo el corazón en la boca, cuando se nos atora el falar, la palabra. El lenguaje corazonal es realmente falo/vaginal. ¿por qué la humanidad, bajo cualquier cultura o religión, no soporta el falo?
Al verbo que es Dios, falar, falare, liberto falo le he sentido un saborcillo a sweetlumpen. Gracias don Javier Lara Santos por estos Tratados que como el falo en su grandeza permanecerán por que son prehistóricos.


viernes, 1 de mayo de 2009

Estará muerto el muerto

El clavo

Ayer, caminando por la calle Boyacá, di un traspié y me fui de oreja contra un pilar a mi izquierda. El dolor fue increíblemente agudo. Mientras tanteaba mi sien comprobé que de la columna, de vieja y sucia madera apestosa a orines, sobresalía un clavo de más de dos pulgadas. ¿Habrá perforado mi cráneo?, me pregunté y no me atreví a dejar de presionar la boca del agujero, pues imaginaba que un chorro del grueso de un tallarín brotaría.
Comprobé que el clavo estaba totalmente cubierto de sangre. No lograba entender por qué no me desmayaba. Seguí presionando el hoyito y saqué mi pañuelo para ponerlo en lugar de mi dedo mientras decidía si tomar un taxi o trataba de llamar una ambulancia. No hubo chorrito, ni chorro. Tan solo una gota insignificante que rápidamente se coaguló en mi dedo. Un tanto desilusionado y otro poco avergonzado, refregué hasta la furia y sólo conseguí mugre con pedacitos de caspa.
Volví sobre el clavo. Continuaba embarrado y ahora, con más detenimiento, vi una masita espesa, como morada, que colgaba de la punta. Me atacó la paranoia. La muerte tendría que haber sido instantánea, y a lo mejor no me di ni cuenta del rato en que había muerto. Debía buscar por ahí mi cadáver, seguro de que estaría al costado del pilar, pero no, no estaba allí. ¡Chuta!, me dije, siempre ando perdiéndolo todo. Entonces vi una anciana harapienta que, mugrosa y desdentada, se burlaba de mí desde la oscuridad de un zaguán, imitando la refregada y señalándome.
La miré bien serio y guardé el pañuelo, ella copió el gesto como si fuera mi reflejo en un espejo. Nos miramos fijo y en nuestros rostros afloraron muecas que al verse correspondidas se hicieron estruendosas carcajadas. No podíamos dejar de reír. Nos agarrábamos el estómago y la cabeza, sentía que se me aflojarían los esfínteres. Sospeché próximo un paro respiratorio e intenté contenerme, hasta que ella, sacudiéndose como yo, me extendió un trapo empapado de brillante rojo y entornando sus ojos se desplomó.

jueves, 23 de abril de 2009

Lo que cree El Universo...???

Me considero marginal’
Cristóbal Peñafiel V.

QUITO. Juan Carlos Cucalón, escritor guayaquileño, durante la entrevista en Quito, ciudad en la que habita.

El escritor guayaquileño Juan Carlos Cucalón, de 45 años, quien reside en Quito desde el 2007 por trabajo, critica a la sociedad porque considera que su existencia se basa en lo preestablecido y él no se ha sentido dentro de ese grupo que cree que está haciendo lo correcto. Ganador del Concurso Nacional de Literatura, género cuento, organizado por la Casa de la Cultura del Guayas, Cucalón dice que escribe porque le gusta y que cuando alguna de sus obras se publica, es porque alguien la financió.
Usted escribe mucho, pero publica poco. ¿A qué se debe?
Me di cuenta de que quería ser escritor pasados los 25 años de edad. Mi primer taller literario lo tuve cuando tenía 23. Ahí me agarró el gustito por escribir, por contar, pero me daba como miedo, recelo por publicar.
¿Qué porcentaje de lo que ha escrito ha publicado?
Un veinte por ciento. He publicado mis trabajos en revistas literarias, en antologías de los talleres que he recibido. Hoy por hoy trabajo con Soho y con Diners.¿Y dónde está ese material?Lo tengo yo.
¿Va a publicarlo?
La Universidad Católica de Guayaquil publicó mi primera antología, con cinco cuentos (1994). Luego el Banco Central, con el taller de Miguel Donoso, publicó siete u ocho; después vino el premio Pablo Palacio (2007); ahí gané un primer premio con Miedo a U2, obra que se publicó. Y así...
¿Y no ha pensado hacer un paréntesis para dedicarse a publicar lo ya escrito y dejar de escribir por el momento?
En este momento tenía escritos tres libros de cuentos y estoy, paralelamente, trabajando en dos novelas. Uno de esos libros de cuentos (Surcos obtusos) es el que acaba de ganar el concurso. Cuado me llegó la convocatoria, me dije: ‘De los tres, este es el que se acerca más a la posibilidad de alcanzar el premio’, y lo mandé. Y gané. Nunca he pensado hacer lo que hace todo el mundo: trabajar cinco años de su vida, reunir unas pesetas para un día tener un poquito de plata y publicar un librito que le ha costado los ahorros de su vida. Yo escribo porque me gusta y cuando se publica algo es porque me están pagando por eso. No es arrogancia, pero trabajo de esa forma.
¿Cuánto ha influido en su creación el hecho de haber vivido en otros países?
Muchísimo. Es imposible abstraerse de cambiarse de lugar, de conocer nuevas culturas, de enfrentarse a nuevos retos. Cuando llegué a Tokio fue una experiencia única. Allá la gente es diferente, hace todo diferente, come diferente y hasta se va al baño diferente.
¿Qué le inspiró ese ambiente?
Tengo cuentos que están inspirados en ese ambiente. Un leve indicio, por ejemplo; trata sobre una comuna de gente que vive cerca a una playa, pero que no se hablan, no se dicen nada, viven atemorizados y encerrados en pequeños cubículos. Tengo otro, Mi madre japonesa, que cuenta una experiencia bien singular que viví en Hiroshima. Y así logré escribir bastante.
¿No ha pensado escribir algo de lo que pasa en el Ecuador?
No me gusta dar avances de lo que estoy trabajando, pero podría adelantar que una de las novelas que estoy escribiendo recoge la actualidad de la vida en Guayaquil. Hablo acerca de la sociedad guayaquileña y el teje y maneje económico de Guayaquil.
Pero habrá que apurarse publicando, porque los temas cambian...
Esos temas siempre van a estar allí. Lo que pasa es que hoy se llaman de una forma y mañana de otra: es como el Congreso, el ‘Congresillo’, la Asamblea y, al fin y al cabo, son...
En su obras habla de la marginalidad, ¿se considera marginal?
Me considero marginal y marginado por propia resolución. Veo que la sociedad vive en cierta forma preestablecida porque así son los grupos sociales que se aceptan entre ellos. Pero yo nunca me he sentido dentro de ese grupo que cree que está haciendo lo correcto, porque creo que mi búsqueda de la vida siempre ha sido ver lo que está más allá. He procurado caminar por el filo de la baranda, mirando a los dos lados. El otro lado también existe. Hay quienes no quieren ver el otro lado y dicen ‘yo soy bueno, quiero seguir siendo bueno, y mejor no miro al mal’. Yo no, yo expongo y les digo: ‘Miren, aquí está el otro lado, aquí están las prostitutas, aquí están los drogadictos, aquí están los delincuentes, aquí está la gente que salió de su cuna’.
¿Por qué la homosexualidad es un tema en su narrativa?
La homosexualidad es tan parte de la sociedad como cualquier cosa. Tres de los veintisiete textos míos hablan directamente sobre protagonistas homosexuales, el resto habla de una realidad que vivimos los países latinoamericanos, que es una masculinidad que está disfrazada en el homoerotismo. Se ve que los muchachos se visten de cierta forma para tener un buen consenso dentro de su propio grupo masculino; los latinoamericanos tenemos poses de machos para que el otro macho no nos joda. Esa es una construcción de homoeroticidad, de superficie erótica que no llega a la sexualidad. Cuado yo trato la sexualidad, la digo tal como es.

Endemoniado,

Endemoniado,


reza el titular del diario que esta mañana, con una sonrisa sin dientes, ofrece al público transeúnte La Chayo. Habiendo vendido diarios y revistas durante toda su vida, ha sido, es y por propia decisión seguirá siendo analfabeta.
Me mira a través del temblor grasoso de sus pupilas chatas y sus arrugas de gruta seca se arquean, se suavizan y desplazan para decirme sonriendo, No, tain se acabó, tengo niusgüic. Me sorprende, pero atribuyo a los años de experiencia el saber que los contenidos de ambas son similares. Olvido lo que le iba a preguntar y ella, dejándome con los labios entreabiertos buscar en la memoria, me interrumpe, No bonito, yo no leo letras.
Imagino que debo haber pensado en voz alta. No, claro que no, me corrige, posando la punta de su índice sobre mi frente. La sorpresa se agranda abriéndome la boca. Solo leo lo que no se ve, ¿me dice?, ¿piensa?, ¿pienso que piensa? Bruja, susurro bajo la alfombra de la habitación más secreta de mis ideas, para que no me oiga, y quiero irme rápido, huir como el niño sorprendido, en plena travesura. No puedo. Con sus enladrilladas manos atrapa las mías y en silencio me diría, Ninguna brujería mijito.
Arqueando sus cejas deja sin párpados las cuencas de sus ojos que se vuelven arremolidamente profundas, succionando con fuerza de torbellino mi mirada y mi conciencia. Entro en ella, entiendo, aprendo y callo.
Al devolverme a esta mañana, no la veo partir. Me ha dejado solo, iluminado y sin sed. Tomo un diario del montón y lo ofrezco gritando, Endemoniado, endemoniado…

sábado, 18 de abril de 2009

Lunes 16 febrero Arte y cultura
Premio para el autor Juan Carlos Cucalón

QUITO.
El escritor guayaquileño Juan Carlos Cucalón (i), quien reside en la capital, mientras dicta una clase.

El undécimo Concurso Nacional de Literatura, género cuento, Luis Félix López, organizado por la Casa de la Cultura núcleo del Guayas, es el séptimo certamen en el cual obtuvo el primer lugar. Es el guayaquileño Juan Carlos Cucalón, de 45 años, quien desde abril del 2007 reside en Quito y solo ha publicado sus creaciones literarias en antologías, estudios y colaboraciones para revistas.La obra con la cual obtuvo el primer premio en el concurso de narración corta es Surcos obtusos. El común denominador de este texto está marcado por una de sus historias que trata sobre adolescentes asesinos. “Cada cuento es una voz narrativa de la vida de alguien, no es un libro ameno, porque no hablo de las cosas exquisitas sino sobre las fricciones del dolor, del placer que produce el dolor, que es una línea latente en mi producción”, indica el autor.El jurado calificador del concurso literario, integrado por Cecilia Vera de Gálvez, Gilda Holst y Alicia Ortega, indicó en su veredicto que el trabajo de Cucalón reúne “un conjunto de relatos muy bien estructurados, con excelente manejo del lenguaje, del humor y de las tensiones narrativas”.Asimismo, “los relatos evidencian una voluntad de crear cuentos, una agilidad anecdótica y cierta originalidad en cuanto a la conformación de los personajes y la temática”.Cucalón intervino en el concurso con el seudónimo Ol Ishi y obtuvo $ 4.000, un diploma y la publicación de su obra. Estudió Arquitectura y Diseño, y luego de escribir ensayos de arte ingresó en la literatura, de la cual es autodidacta.Menciona que había concluido Surcos obtusos cuando apareció la convocatoria para la undécima edición del Concurso Nacional de Literatura, género cuento, Luis Félix López, y decidió mandarlo porque consideró que se ajustaba a las bases de la competencia.Tiene listos otros dos libros de cuentos. Incursionó en la crónica desde hace un año, porque colabora en dos revistas. Dicta talleres de creación literaria y, debido a becas y oportunidades de trabajo, ha vivido en países como Estados Unidos, México, Japón y Costa Rica. En el concurso consiguió el segundo lugar, con $ 1.000, Óscar Tomsich, por su libro El despertar de Gea. La mención la alcanzó Víctor Arias, con su texto Los cuentos del capitán.

El Telegrafo comenta

Retratos del mundo marginal
FOTO: FERNANDO SANDOVAL / El Telégrafo

Juan Carlos Cucalón, escritor guayaquileño.

Juan Cucalón habla de su obra, que le valió el primer premio en el XI Concurso Nacional de Literatura.

¿Realismo sucio? Puede ser, es más, el grueso de mis lecturas va por ese lado”. Seres al margen de lo que determina el mainstream (corriente principal) son los que componen “Surcos Obtusos”, libro de cuentos con el que Juan Carlos Cucalón acaba de ganar el primer premio del XI Concurso Nacional de Literatura, género cuento, organizado por la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas.La serie de 27 cuentos retrata el título del libro. Lo obtuso no como aquello torpe y poco profundo, sino como el ángulo más abierto que noventa grados. “Es la vía por donde caminan esos seres marginales, dolidos”. Los relatos comienzan con la historia de un niño travesti, quien es descubierto vistiéndose de mujer por su madre. Hay también putas drogadictas, niños asesinos, adolescentes que matan para tener placer. “Me voy muy adentro de la marginalidad social y psíquica, pero sin castigar a nadie. Solo quiero evidenciar que toda esta gente también existe”, explica.Pero el escritor guayaquileño hace una aclaración: “el marginal no es solo el delincuente. La sociedad es un núcleo concéntrico y todos quieren estar allí. Yo jamás he querido”. Dentro de esos parámetros, él se considera un marginal. Lo cierto es que su andar por los bordes le ha dado material y experiencia.Cucalón dice ser un escritor tardío. “Recién a los 24 años tomo mi primer taller literario”. El hobby de sus inicios pasa a ser algo serio en los noventa. La vida, la suerte y aquellas oportunidades que se le brindaron, de las cuales tomó todas, lo llevaron a viajar por varios países del mundo y a tomar talleres en cada sitio donde estuvo. Apenas graduado del colegio, fue a estudiar arte en Nueva Orleáns.A los 28 se va a Japón con una beca para realizar estudios comparativos de literatura y lenguaje. Ahí ya entra de lleno en las letras y recibe talleres con la escritora japonesa Isako Nakamura. Luego, viajaría durante seis meses por la costa del Pacífico en el “Barco de la Juventud del Mundo”, donde dictó talleres culturales. Luego, al conseguir un trabajo con Editorial Óscar de León llegó a Guatemala. Allí recibió talleres con Augusto Monterroso, a quien define como un hombre entrañable, “como un abuelito, muy sutil en sus críticas, pero bastante directo”. “Estoy convencido de que los talleres nutren el proceso literario”. Él mismo dicta talleres desde hace 16 años. Subraya la formación que recibió de Huilo Ruales, Abdón Ubidia, Fernando Itúrburu, quien incluso hizo un trabajo sobre su literatura en la Universidad de Plattsburgh. Para Cucalón, no obstante, el más importante de todos ha sido Miguel Donoso Pareja. “Lo busqué toda la vida, hasta que logré tener un taller con él. Él es un hito en los talleres de Latinoamérica”.
Rocío Carpio mcarpio@telegrafo.com.ecReportera-Quito


© El Telégrafo C.A. 2009
Cucalón gana premio literario de CCE-G
En Surcos Obtusos, libro de cuentos, autor guayaquileño explora facetas de lo marginalRedacción Guayaquil


Foto: Arturo Morales / EXPRESO
Autor. J.C. Cucalón se mostró gratamente sorprendido con el premio. “Había perdido la fe”.




Milton, un niño travesti de cuatro años; una abuela mala que asusta a sus nietos, con su cuerpo maltrecho por una enfermedad; y unos adolescentes asesinos son los protagonistas de alguna de las historias de Surcos Obtusos. El conjunto de relatos del escritor Juan Carlos Cucalón (Guayaquil, l963) obtuvo el primer premio del XI Concurso Nacional de Literatura Luis Félix López (género cuento) organizado por la Casa de la Cultura del Guayas (CCE-G).

Se trata de 27 relatos breves, en los que se explora, en un estilo elaborado y de tono irónico, los placeres y pecados de personajes que viven al filo y en los límites de la sociedad.

“Toda mi literatura es marginal, vengo trabajando en ello hace 20 años. No se trata solo de escribir sobre putas, drogadictos y maricones, sino sobre personajes que están más allá del común denominador”, explica el escritor a quien le tomó siete años terminar el libro.

Cucalón intervino en el concurso con el seudónimo de Ol Ishi y se hizo acreedor a cuatro mil dólares, un diploma y la publicación de su obra. El jurado, integrado por Cecilia Vera, Gilda Holst y Alicia Ortega, indica que “los cuentos evidencian una voluntad de crear, agilidad anecdótica y originalidad en cuanto a la conformación de los personajes y la temática”.

El escritor es conocido sobre todo por dictar talleres literarios. Ha ganado varios concursos de cuento, entre ellos el Primer premio IX Bienal del Cuento Ecuatoriano Pablo Palacio 2007. Aunque dice tener dos libros inéditos, no tiene publicaciones individuales y sus trabajos han sido recogidos en antologías y revistas.

Surcos Obtusos se divide en tres partes. “Ave formosisima, ludus ineffabilis” (La pureza que juega incesablemente), que agrupa historias en las que mentes adultas cuentan historias acerca de niños. “No son cuentos infantiles”.

En “Curam gero cutis” (Quema toda la piel) la protagonista es la pasión adolescente juvenil. Se agrupan cuentos de un carácter apasionadamente sexual “donde pasa de todo”. En uno de ellos, un grupo de primos descubre su sexualidad en la playa.

También hay episodios de homoerotismo sin purga. “Trato de que mis resoluciones no castiguen lo que normalmente castiga la sociedad, esa es otra de las razones por las cuales se me considera marginal”, dice el escritor.

Finalmente, en “Volutaptis avidus, lascivus virtutis et vitiis pudicitia” (Sediento de placer, con todas las virtudes, el vicio es púdico), se encuentran relatos con la visión adulta de la misma “psicología del margen”.

Los títulos de los segmentos con sus respectivos epígrafes pertenecen a la ópera Carl Orff, de Carmina Burana. Una loa a los placeres infantiles, adolescentes y adultos.

La obra de Cucalón, atravesada por el humor negro, mezcla referencias de la alta cultura con la idiosincracia popular. Las historias “salen del cajón de sastre”, de vivencias, lecturas y cine. “Me elaboro estas películas en la cabeza y las traduzco a la palabra”. (AGV)

2° premio y mención El segundo lugar del Concurso, con un premio de mil dólares, fue para Óscar Ernesto Tomsich, quien participó con el conjunto de cuentos El despertar de Gea.

“La obra propone una interesante indagación del ser a través de relatos, clasificados de manera original con un acertado juego entre los epígrafes y las historias narradas”.

Asimismo, se concedió una Mención de Honor al libro Los cuentos del capitán, de Víctor Arias Aroca, que incluye relatos con tonos hiperbólicos y buen fraseo, lo cual le concede fuerza y vitalidad a lo narrado. (AGV)


Datos
Fragmento de un cuento
“Milton se había aplicado el mejor par de pestañas postizas. El vestido de lentejuelas y canutillos le arrastraba, pero no le impedía ni caminar ni gesticular igualito que la Olga Guillot. Una vez terminada su performance, con un guiño y cientos de besos volados, Milton huyó a refugiarse en la oscuridad del clóset. Y de esa penumbra ya nadie pudo rescatarlo”.

viernes, 17 de abril de 2009

Cenizas abofeteadas

Cenizas abofeteadas.
Texto de la presentacion de la antología de literatura bizarra, "Abofeteando un cadaver" de Max Palacios.
Guayaquil, abril 17 de 2009

Ayer escuché comentar que había sido el día más caluroso del año. Claro que sentía calor. Sí, el ventilador de la metro vía no abastece ni siquiera cuando los vagones van vacíos. Así es Guayaquil, pensé y creo que lo dije en voz alta también por que hubo gente que volteó a mirarme con cierta expresión de reprimenda. Serrano ha de ser, parecían decir sus ojos, muecas, cejas arqueadas y gotas de sudor.
Debe ser el día más caluroso de este invierno, pensé, cuando descendiendo de la plataforma de la metro vía en la estación de la Universidad Estatal, Tulcán y Primero de Mayo, encontré descansando sobre dos informes pilas de ceniza gris lavanda sendos teléfonos celulares que beepeaban frenéticos entre sí. Se enviaban mensajitos de gran resolución con emoticones y todo a velocidades inverosímiles. Qué cosa tan rara. Intrigado me acerqué a las cenizas apestosas a cacho de vaca y sentí la vibración ardorosa que impulsaba la comunicación de los teléfonos.
Ahora que escribo pienso que debió darme miedo, pero, con cierto grado de conmoción recordé a BIZARRO, Ediciones.
No he escrito aun la presentación, me castigué con el recuerdo de la falta. Y, el susto me duró poco. Mi vida es perfecta, recapacité. “Abofeteando un cadáver” es un título más que sugerente, muy propio, justo para una antología de literatura bizarra. La memoria me trasladó al índice de este libro, un grupo de poesía y otro de narrativa. Trece poetas versus trece narradores. Casi como si fuera el guión de un especial de halloween en Los Simpsons. No dudé en el parangón y como no los conozco, fantasee, secretamente sobre el parecido entre Mat Groening y Max Palacios.
Las confesiones no incluyen culpa o tratan de lavarla tras la penitencia, no es mi caso por que el imaginar no completa el delito; pero, de todos modos, enfrente del agraviado es de caballeros “Pedir Disculpas”: A mi favor solo tengo que decir que mi espíritu impresionable quedó muy remecido luego de líneas como “el mecanismo impulsor del monstruo es una bomba de tiempo”, de Willy Gómez y que inicia la antología. Solo podría entonces hacer una venia y como dice Leo Zelada, “delineando el atormentado trazo de mi piel…, regalar una mirada real” al compilador, No he querido ofenderlo don Max.
Desperté del encantamiento por los insultos e imprecaciones que los usuarios de la metrovía me espetaban ya que desde quien sabe cuanto permanecía interrumpiendo la salida de la plataforma. La decisión fue rápida, pensé en el prólogo y la justificación sobre el calificativo de esta antología: Bizarro. Coincidimos desde el principio. Sin vergüenza y a pesar de que los usuarios y peatones me miraban despreciativos, tomé los celulares. Esto tiene que ser una visón premonitoria y, además, necesaria. El acontecimiento fue raro, Bizarro. Para nada gallardo o apuesto, no. Raro y extraño. Jamás podría calificarlo de valiente o arrogante; extravagante, sí. ¿Existen las casualidades? No, dijo un día mi abuelita, Las casualidades son el universo de los buenos mentirosos. Bizarra mi Mamita querida.
Con sendo celular apretado en cada puño caminé hacia la Nueve de Octubre. Sin mirar atrás, sin preocuparme en el que dirán, como si fuera ésta la primera, la única vez que me hubiese comportado así. Y es que solo basta un texto de esa índole para que a uno lo tachen para toda la vida. Sí, qué bien que escribe, qué profundo, qué metáforas; pero, recuerdas ese texto…, el del instante en que todos duermen, Bizarro, Hector Ñaupari ¿no? Y el de la alcoba a oscuras que traiciona a los marinos crisantemos, colibríes… Uhm, jum…, Y eso de lo oblicuo, en la fiebre de oro, de las Venas Bergantes, La gente no olvida, Giancarlo Huapaya, la Bizarría.
Creo que de pronto las pantallas de los teléfonos, vía mis palmas, se conectaron con el flash que me cuelga de la cintura y quemaron en mi disco duro, de un solo golpe:
En la ira ensangrentada de Tomiris y su hijo Espargapises,
El texto preciso es como carne enferma,
Balthus, Mitsuo y Rilke afilándose.

Nada que temer contra las maldades de los hijos del día.
Luciferina, dame tu cielo.
Porque dios ha salido retorciendo el fuego de tus pupilas
¿Por qué sus piernas giran como un reloj de agua?
Sobre las calles rajadas donde murieron Poe y cri cri.

Un tratado de escatología para que los adanes
Se emborrachen bajo algún puente.

El bofetón ha sido brutal, creí que no podría escaparme, que no habría recuperación a tal embate, pero es que hasta allí solo me habían asaltado los trece poetas. Sí, claro que pensé en sacudir los puños y, abriendo las manos, correr hasta el malecón para arrojar al Salado los celulares malditos. Pero no hubo nada que hacerle, los narradores que vivieron en el segundo pilo de cenizas se han vuelto imborrables, se han apoderado de todo surco sano en mi memoria ram. ¿Qué hago? Relájate y disfruta, siento que me aconseja una voz íntima, como emanando del interior de mis interiores.
De una, son los trece, una jorga abrumadora y fuerte, me atenazan. Me han hecho su esclavo, me han hecho el favor:
JENNIFER THORNDIKE
CECILIA PODESTÁ
CYNTHIA ZEGARRA
MIGUEL ILDEFONSO
PEDRO JOSÉ LLOSA VÉLEZ
RICHAR PRIMO
CARLOS CARRILLO
FERNANDO CARRASCO NÚÑEZ
LUIS ANGEL PARDO
JORGE CASTILLO
JULIO MEZA
GABRIEL RIMACHI SIALER

Sigo apretando los puños y he volteado, como Reagan en el exorcista, mis recuerdos hacia las cenizas. Guardo los teléfonos dentro de los bolsillos de mis bermudas, libero mis manos sudadas, ¡Qué calor! Y con manotones amplios abofeteo las cenizas, el aire a mí alrededor se vuelve lila gris, pero ahora huele a lavanda. Nunca tuve miedo.
No es necesario que me crean este relato de casualidades, recuerden lo que decía mi abuelita. Total, quizá todo fue culpa del día más caluroso de este invierno. Hoy el calor sigue en aumento, allá afuera, en lo incierto…
Lo que no deben perderse es la experiencia de leer esta antología.
Gracias, don Max,
Gracias, Bizarro ediciones.
Gracias a ustedes.



Últimas lecturas

Visitando Clubes
Las cumbres borrascosas de la patalsuelo suerte en la vida de oscar Wao.
Este dieciseis de Abril asistí a las reuniones de tres clubes de lectura guayaquileños, ¿debería de llamarlos clubes guayaquileñas? o ¿de guayaquileñas?, lo que tampoco sería cierto. Algunas participantes no nacieron en Guayaquil y tengo un participante, varón, que tampoco nació en esa tierra. Bien, hablemos entonces de lecto clubes guayaquilensis.
En la mañana CALIOPE:
Cumbres borrascosas, Emily Brontë
unánime: 10/10
A la tarde CLUB TRES
La hermandad de la buena suerte, Fernando Savater
ya casi que por piedad: 2 / 14
hora de cocktail LAS VITRINAS
La maravillosa vida breve de Oscar Wao, Junot Diaz.
sin miedo ni verguenza por la perdida del tiempo: 1 / 6
Cabe aclarar que el recopilador de esta estadística aunque coincide con la misma no necesariamente quiere imponer su criterio, ni analítico ni subjetivo. Por lo cual me limito a transcribir la opinión final de la reunión.
Hasta el proximo mes.

Bestseller

En toda olla se cocinan habas...
... Y hasta sin receta.


En la mitad del mundo también se puede hornear un Best Seller.

Que el Ecuador no necesita esa receta, he oído decir a muchos. Que el Ecuador no tiene micro-ondas para esos chogchos, dicen los más altaneros. Nada menos cierto.., el siglo veintiuno, con una incesante proliferación de Institutos Tecnológicos y Universidades de masterados y especialidades, nos ha traído, finalmente, la oportunidad para doctorarnos hasta en misterios esotéricos. Hoy, con o sin correa, La Patria tiene y cocina de todo...
Y, ¿cómo no va a tener Best sellers?. Si las librerías importantes, las tradicionales, ya tienen su lista publicadita; raitin recalentado de las editoriales extranjeras, es cierto, pero tienen su revistita con su top ten. ¿Entonces? ¿Cómo que no hay Best seller?, cómo no va a haber un mejor vendido, porque eso significa el anglicismo, el de mayor venta. A quién le importa la calidad, mientras se venda. Cuando se vende la papa si da platica que interesa que sea chaucha o chola.
Pero no olvidemos que de todas formas el ecuatoriano siempre ha hecho gala de su glamour, de páramo tropical sí, pero glamour al fin y al cabo; así es que, nuestro escritor, que casi siempre debe ser: corrector, impresor, diseñador gráfico, editor asociado y pana irrestricto del gerente de la imprenta que lo publica, anticipándose al golpe malévolo del raitin que no lo incluirá en la Lista, filosóficamente combatiente, emite su, Yo no escribo para vender... Bueno, me digo, y si no lo hace para vender, quizá sólo para su mamita y su amor más cercano, entonces, ¿para qué publica? La respuesta es una, como diría la periodista más endiosada del siglo veinte, Jackie O, Mi biografía es un divertimento, es puro glamour.
De hecho, extra oficialmente, en el país se ha logrado detectar tendencias compradoras que son las que delinean los rasgos del target de mercado dispuesto a consumir nuestras publicaciones; los gustos y necesidades lectores de nuestros compatriotas se pueden agrupar en tres variaciones básicas de la misma receta que se darán a continuación:

1.- A nivel nacional sin diferenciaciones etnológicas y/o sociales:
El Cuentito infantil

2.- La novela romántico costumbrista (especialidad andina)

3.- La novela trágica de denuncia social (especialidad costeña)

A saber, las tres variaciones se elaboraran con la misma lista de ingredientes, cambiándosele las dosis y las procedencias; como ya se dijo, hay detalles que marcan la exquisitez, verbo y gracia: para el locro de queso la papa es chola, para el de sangre o yahuarlocro la papa es chaucha; siendo que los dos son caldos de tu-ver-culo.
A la olla tendrán que ir a parar ingredientes que los analistas críticos académicos llaman los elementos formales: ambiente (locación y tiempo), personajes (protagonistas, supporting roles, muletillas decorativas), voz narrativa( el que cuenta). Habrá que aclararse que las voces, la narrativa y las que emitan los personajes, conllevan adobamiento previo o precocción para que el platillo derrame sus jugos justos. Así, se pesará en microgramos el punto de vista, se exprimirá el estilo y se espolvoreará sazoneante el tono.
Manos a la olla...
El más exquisito Cuentito Infantil requiere mano de cura o de monja, que bien podrá ser suplantado por un corazón benefactor o luchador, de preferencia vocero de los derechos humanos.
La voz narrativa no deberá superponerse a la real voz del autor ni crear otro personaje testigo que cuente la historia, mientras más involucrado se sienta al narrador mayor será el éxito.
Los personajes tendrán que ser, sin lugar a dudas, planos. Los malos, pelucones bien malos y rastreros sin oportunidad para arrepentimientos; y los buenos, a porcentajes iguales, longuitos y cholitos lindos y chiros pero inteligentes que les encante aguantar palo sin quejarse ni llorar. Al protagonista y a su antagonista se le endilgarán una serie respetable de frases celebres extraídas de Esopo y Ovidio (por mucho que nos guste debemos prohibir cualquier uso de expresiones cercanas a Wilde y menos de su príncipe feliz.)
El ambiente siempre abierto: campos, praderas, callejuelas y terraplenes. Muy poco techo cubierto. Las escenas requieren el desamparo que no se puede dar en espacios cerrados, a no ser en las muy puntuales y terroríficas viñetas del castigo, donde mejor se sufre cautivo, para lo cual se recomiendan mazmorras de piso y paredes de piedra fría o apestosos chiqueros.
Una vez que el guiso espese y burbujee unas ciento y tantas páginas lo extenderemos sobre una encuadernación poco lujosa para causar mayor impresión de desposeimiento. Se decorará con muy pocas gotas de estilo, un ligero zumo casi imperceptible; cercado de rodajas rojas de clemencia a modo de punto de vista, cargadas al doble sobre la izquierda; y, eso sí a mansalva y gusto propio un cargado tono lacrimógeno.
Listo, sírvase caliente o frío, no habrá diferencia; siempre y cuando la editorial esté entroncada con el ministerio de educación el texto no saldrá de La Lista per seculae seculorum.
La elaboración de las novelas bestsellerianas del Ecuador requiere de ciertos toques que las individualicen por eso del apego cultural a las raíces del paladar lector. Como las diferencias entre la fanesca de Quisquis 13 13 y/o la de la Patria y Amazonas.
En ambos casos las voces narrativas se construirán a si mismas con un hálito divino y sabor a omnipotencia imposible de rebatir, dueñas de la verdad, dioses de su historia y de todo lo que en ella se mueve. Pueden, también, ser testigos presenciales y/o protagónicos, aunque en todo caso no serán menos que la cabeza y cerebro del bacalao. Mucha médula, seso espeso sin importar que el lector no entienda porque le pica tanto.
Los personajes serán los más frescos y cercanos; en el altiplano se prefiere el grano intelectual, fríjol gordo y poético, no olvidar el haba antropológica que explique los por qués. Y, en el litoral el choclo va con tusa, la arveja con su vaina, o sea que más vale saber de donde salen, la alcurnia y procedencia son el quid de esa sopa. Recordamos las características previamente anotadas en la elaboración del cuentito, mucho personaje muleta y decorativo, bastante pimiento en trocitos verde, amarillo y rojo, que endulce la tragedia, que alise el romance.
La ambientación estará dada por las propuestas individuales, mientras mayores sean las distancias recorridas, mejor. Ojalá los protagonistas tengan visiones de su propia tierra creadas en el extranjero eso dará un toque de triunfalismo globalizador, como ponerle rodajas de palmito importado de Azerbaiyán o de Bagdad. Aunque, también se recomienda ligeros toques de sordidez mundana endémica..., alguna escena en un antro tipo Cabo Rojeño en la costa o las jarras de ayahuasca en la sierra, sería como espesar la fanesca con leche de coco raspado o echarle una pizca de mapahuira. Pero eso sí, trátese de evitar episodios que involucren jardines de alcurnia o de cualquier pelo, sería como encontrarse una vena de yuca entre los dientes.
Las eses sinuosamente coloquiales marcarán el tono en los andes, y su ausencia delimitará la planicie costera. Contrario al cuentito, en la novelas se derramarán generosamente las dosis de estilo como especias abrasadoras, el mono debe ser bien simio y el longo bien chulla. Lo que unificará la calidad del potaje será, a sabiendas, el punto de vista: Yo no fui, Nunca supe, ¿de veras? La ingenuidad ecuatoriana ganará el corazón de todos sus lectores, porque nosotros, aun con la mano dentro de la olla y meneando con cuchara de palo la sopa, nunca tenemos la culpa.
Sirva caserita, la yapa madrina. Agachaditos disfrutaremos con harto ají, eso sí para que resbale...

Antibióticos


Antibiótico de Amplio Espectro
Taller de creación literaria




Apreciación y Análisis.


En cualquier texto literario, para este caso, cuento o poema, encontraremos una serie de elementos que lo configuran y construyen; identificándolos, nos servirán de herramientas para trabajar, entender, corregir, pulir, en fin, darle el acabado a la obra que el autor desee, con seguridad y conciencia de la calidad de su producto.
El producto literario se construye en dos ámbitos, el de la forma y el del fondo. Para el análisis, se puede y debe identificar separadamente los elementos del texto, pero recordemos que el texto, producto literario, es un todo en el cual fondo y forma se van creando íntimamente ligados, palabra a palabra



Elementos de Forma:
De cómo lo digo

Elementos básicos o de acción:

Voz narrativa (voz lírica)
¿Quién cuenta la historia? Decide lo que el lector conocerá.
Personajes
¿Quién o Quienes producen la acción en la anécdota?
Ambiente
¿Cuál es el espacio: tiempo y locación, en el que se desarrolla el hecho narrado?

Elementos complementarios o de construcción

Punto de vista
¿Desde dónde se exponen los elementos formales?
Tono
¿Con cuáles cualidades y calidades suenan los elementos de forma?

Estilo
¿Cómo se dan a ver los elementos de forma?

Estructura y Trama
*Consideraciones de análisis conjunto; interpretación de la suma de elementos básicos y complementarios.
¿Cómo se diseña y construye, con qué orden se presentan los elementos formales dentro de la historia misma?



Elementos de fondo
De qué, por qué y para qué lo digo

Anécdota
Argumento base para la historia
Discurso
Contenido y características del argumento
Subtexto
Lo no escrito, la sugerencia en las palabras, lo que el texto infiere.





Antibióticos de amplio espectro
Requerimientos y objetivos

Para la conformación de Antibióticos, no se necesita ningún conocimiento previo, ni académico ni vivencial. Se requiere tan sólo de tolerancia interactiva y de disposición abierta y sincera para la contemplación y análisis de la obra, propia y ajena.
Esta reunión tallerística tiene por objetivos, en su primer módulo, dotar al participante de un conocimiento de vocabulario analítico básico y de las herramientas para confrontarse con criterio de análisis a la obra literaria.

miércoles, 8 de abril de 2009

Mucha Agua




Hay que beber mucha agua, decía Sandy y lo sigue diciendo. Tiene un cutis divino, mantenido como en su adolescencia, que ni el acné se atrevió a deslucir; y eso que nunca dejó de juerguear con nosotros. Siempre jaló y fumó y de todo, pero ella, divina a punta de agua, eso es todo.

Hace años que Sandy sabe que tiene sida, no se le ha manifestado activo, pero todos los exámenes se lo recomprueban sucesivamente. Hay que ver que sigue divina. Mucha agua.
Ella vio morir a su último hijo a las pocas horas de nacido y ayudó a morir al marido a quien, más de una vez, encontró de madrugada con algún pelado de esos after parties. Que, ¿qué hizo? Contempló la escena, ni siquiera se atrevió a apagar el vhs, prender la luz o interrumpirlos, nada de eso, se deslizó quedamente, recogió los vasos y al salir dijo, Les voy a traer agua.
Sandy continúa divina. Sus dos niñas, las gemelas, crecieron, son lindas, tienen esposos y familias, nunca como los de la madre. Tiene un novio vih positivo como ella con el que sale desde hace tiempos. El loco dice que es poeta y que por eso no morirá. Mucha metáfora, mucho enredo, lo cierto es que Sandy lo repite, Es poeta y por eso no morirá, lo dice para creérselo, pero igual le pide que tome mucha agua, que siga su ejemplo. El novio es un ser maravilloso, casi un personaje de la Serrano: poeta polisexual de los que siempre han sabido amar a la divina Sandy.
Como todo en su vida, la noticia del sida la tomó como un trago de agua cristalina de cascada santa. Serena, sin aspavientos escuchó al médico que le recomendó, Tiene que tomarse una nueva muestra para el análisis de comprobación. Sí, claro, dijo sin inmutarse. Su marido debería chequearse también, Por supuesto, yo misma me encargo de traerlo. Así siguió aceptando y escribiendo todas las órdenes de su doctor hasta que llegó lo del embarazo. Sandy, le dijo, aún no llega a la novena semana, puedo practicarle un aborto terapéutico, por su estado. No.
Fue rotunda. Ese niño tendría que nacer y que llamarse James como su padre. Sabía que el riesgo era alto y no le importaba, ella lo querría igual que a las hijas. Bebió toda el agua del mundo durante ese embarazo, que fue de lo más normal, y el niño nació. Lo pusieron sobre ella como se hizo con las otras, pero a éste lo retuvo por más tiempo, con unas fuerzas que desde entonces reconoció como la vida. La muerte se lo quitó con cara de enfermera. Nueve horas solamente, aunque el neonatólogo certificó a los 45 minutos de nacido, No tiene ninguna patología congénita, la sangre está limpia, reflejos perfectos.
James quedó hecho un guiñapo. Lloró tres días seguidos sin darse tregua, Por qué, si estaba sano, ¡por qué! Se le oía murmurar bajo espesas cobijas peruanas, clavado en lo profundo de su depresión. Había superado algunas ya pero de esta no saldría, fue la que más le duró. Ni el sarcoma, ni la hepatitis, ni la neumonía, a él lo que lo mató fue la pena. Esa última esperanza de perpetuarse sano que no se consiguió, esa que había llenado de extraordinaria potencia a Sandy, a él lo liquidó en cuestión de meses. Una noche, No quiero despertar mañana, le dijo a Sandy. Ella bebió su último vaso de agua de ese día sentada al borde de la cama, se metió bajo las cobijas y abrazó a James dándole un beso sonado en la mejilla, Bueno, no te despierto mañana.
Y no tuvo que despertarlo nunca más, aunque falleció tres meses más tarde. Un irse, así no más, callado, dentro de sueños. Era increíble verla, no había dolor que la quebrara, ni el llanto la demacraba. Que va si cada goterón brillaba con la nitidez de una perla y reflejaba todos los azules de su mirada, porque de tan divina el sufrimiento la hacía lucir como enjoyada. Toda la familia en la mierda y ella como un brillante sobre caca.
Después de James, le tocó enterrar a la suegra que no pudo con la vergüenza y la diabetes. Luego a sus padres, los dos de golpe. Venían de regreso desde la hacienda en Cayambe a Quito y les dio de frente una Transandina. De allí en adelante, como ella misma dice, tan divina, en son de broma, Para que más cumpleaños, de velorio en velorio, todo es la misma juerga. Y es que de negro se la ve regia, parece Caterine Denueve en El Ansia. En uno de esos cafés con rosca fue que conoció al poeta, con sus tatuajes y aretes por todo el cuerpo, tiene un no se que de David Bowie. Amigo de un amigo que también se nos fue con aquello, para entonces uno más.
Al igual que Sandy el poeta no sabía como ni cuando adquirió el vih, Puede haber sido con cualquiera, decía sin pudor, No me arrepiento de nada. Ella, en cambio, no tenía a quien echarle la culpa, a no ser que fuera al agua que, como ya sabemos, la preservaba. Imposible, Ella no había tenido ningún tipo de relación de riesgo ni con James ni con nadie, la concepción, una vez más, le resultaba milagrosa, y, por último, no se pinchaba para nada. Todas sus drogas son vía oral. Tenía y tiene sexo sí, claro, pero el verdadero sexo seguro. A Ella lo único que la lleva al orgasmo es la contemplación. Ni huevitos ni huevotes con el dedo basta y sobra, mientras todo a su alrededor sean nuevos salvajes, riesgo que no la toque, por eso el poeta le cayó como anillo al dedo.
Las niñas ya son señoras y viven sus vidas, asi que en la casa enorme, el poema es para Sandy y su vate una orgía emplasticada que se eleva al infinito entre los espejos y reflejos de todas las pasiones donde se contagia el que quiere o el cojudo, porque los condones sobran y el onanismo es la ley, a lo mucho un toqueteo ensalivado por ahí, sin riesgo. Y eso sí, agua en el monoxinol, mucha agua que empujará como siempre la sicodelia sensual.
Mares, océanos abismales ha decantado Sandy durante su vida y parece que se ha transformado en la isla de Safesex, donde la muerte no puede llegar a nado porque teme que la humedad furiosa oxide la guadaña o le desintegre los huesos azucarados. Es lo único, ni azt, ni la uña de gato, ni cócteles antibióticos, ni el divino niño. Sandy sigue bella y asintomática. Dieciséis años positiva, contagiada de milagro como por el espíritu santo y ella, igual de divina, con los amigos que le quedamos continúa fumando, chupando y jalando. Parece que las fuerzas del parto no la abandonarán, se reavivan cada vez que viste duelo, ahora casi a diario, se ha acostumbrado creo.
A todo se acostumbra el hombre, hasta el poeta que ya lleva nueve años positivo, también se ha acostumbrado al régimen hidroterápico de Sandy. Fué chistosísima la presentación, más postmoderna, Tengo sida pero soy poeta, estoy dispuesto a esperar todo lo que me queda de vida para que te enamores de mí. Sandy se río a carcajadas y eso que era un velorio, lo abrazó como en condolencia pero fue más para aplacar y esconder la risotada que por otra cosa. Finalmente compuesta, divina, Por qué, preguntó.
El poeta nunca le contestó, como nunca le contestaba a nadie, pues vive perdido en ese mundo suyo que, escrito, él sigue llamando poesía. El sabor es en tu boca no en el plato, es la frase con la que aún roba besos el poeta , porque el vih no se trasmite por la saliva. Él solamente se contesta a si mismo, por eso somos poca gente la que entiende su poesía, afortunadamente. Desde que supo que era positivo, empezó a publicar y tras cada depresión y milagrosa recuperación diurética, publicó con olor a póstumo siete poemarios al estilo Cyrill Collard.
Al poco de la publicación del primero, que para él sería el único en ese entonces: "Toda la sangre", encontró a Sandy en el dichoso velorio. Luego vinieron "Nuestra sangre" "Sangre mía" "Tras tu sangre" "Sangre y vida" "La sangre olvidada" y "Sandysangre" todos estos dedicados en cuerpo y alma a élla, a la divina Sandy, que por cada poema bebe un vaso de agua cuando los lee.
Agua y sangre no harán vino. Sandy y el poeta seguirán haciendo el amor suspendidos, esparcidos, reinterpretados en el fluido etéreo del reflejo.