sábado, 18 de abril de 2009

Cucalón gana premio literario de CCE-G
En Surcos Obtusos, libro de cuentos, autor guayaquileño explora facetas de lo marginalRedacción Guayaquil


Foto: Arturo Morales / EXPRESO
Autor. J.C. Cucalón se mostró gratamente sorprendido con el premio. “Había perdido la fe”.




Milton, un niño travesti de cuatro años; una abuela mala que asusta a sus nietos, con su cuerpo maltrecho por una enfermedad; y unos adolescentes asesinos son los protagonistas de alguna de las historias de Surcos Obtusos. El conjunto de relatos del escritor Juan Carlos Cucalón (Guayaquil, l963) obtuvo el primer premio del XI Concurso Nacional de Literatura Luis Félix López (género cuento) organizado por la Casa de la Cultura del Guayas (CCE-G).

Se trata de 27 relatos breves, en los que se explora, en un estilo elaborado y de tono irónico, los placeres y pecados de personajes que viven al filo y en los límites de la sociedad.

“Toda mi literatura es marginal, vengo trabajando en ello hace 20 años. No se trata solo de escribir sobre putas, drogadictos y maricones, sino sobre personajes que están más allá del común denominador”, explica el escritor a quien le tomó siete años terminar el libro.

Cucalón intervino en el concurso con el seudónimo de Ol Ishi y se hizo acreedor a cuatro mil dólares, un diploma y la publicación de su obra. El jurado, integrado por Cecilia Vera, Gilda Holst y Alicia Ortega, indica que “los cuentos evidencian una voluntad de crear, agilidad anecdótica y originalidad en cuanto a la conformación de los personajes y la temática”.

El escritor es conocido sobre todo por dictar talleres literarios. Ha ganado varios concursos de cuento, entre ellos el Primer premio IX Bienal del Cuento Ecuatoriano Pablo Palacio 2007. Aunque dice tener dos libros inéditos, no tiene publicaciones individuales y sus trabajos han sido recogidos en antologías y revistas.

Surcos Obtusos se divide en tres partes. “Ave formosisima, ludus ineffabilis” (La pureza que juega incesablemente), que agrupa historias en las que mentes adultas cuentan historias acerca de niños. “No son cuentos infantiles”.

En “Curam gero cutis” (Quema toda la piel) la protagonista es la pasión adolescente juvenil. Se agrupan cuentos de un carácter apasionadamente sexual “donde pasa de todo”. En uno de ellos, un grupo de primos descubre su sexualidad en la playa.

También hay episodios de homoerotismo sin purga. “Trato de que mis resoluciones no castiguen lo que normalmente castiga la sociedad, esa es otra de las razones por las cuales se me considera marginal”, dice el escritor.

Finalmente, en “Volutaptis avidus, lascivus virtutis et vitiis pudicitia” (Sediento de placer, con todas las virtudes, el vicio es púdico), se encuentran relatos con la visión adulta de la misma “psicología del margen”.

Los títulos de los segmentos con sus respectivos epígrafes pertenecen a la ópera Carl Orff, de Carmina Burana. Una loa a los placeres infantiles, adolescentes y adultos.

La obra de Cucalón, atravesada por el humor negro, mezcla referencias de la alta cultura con la idiosincracia popular. Las historias “salen del cajón de sastre”, de vivencias, lecturas y cine. “Me elaboro estas películas en la cabeza y las traduzco a la palabra”. (AGV)

2° premio y mención El segundo lugar del Concurso, con un premio de mil dólares, fue para Óscar Ernesto Tomsich, quien participó con el conjunto de cuentos El despertar de Gea.

“La obra propone una interesante indagación del ser a través de relatos, clasificados de manera original con un acertado juego entre los epígrafes y las historias narradas”.

Asimismo, se concedió una Mención de Honor al libro Los cuentos del capitán, de Víctor Arias Aroca, que incluye relatos con tonos hiperbólicos y buen fraseo, lo cual le concede fuerza y vitalidad a lo narrado. (AGV)


Datos
Fragmento de un cuento
“Milton se había aplicado el mejor par de pestañas postizas. El vestido de lentejuelas y canutillos le arrastraba, pero no le impedía ni caminar ni gesticular igualito que la Olga Guillot. Una vez terminada su performance, con un guiño y cientos de besos volados, Milton huyó a refugiarse en la oscuridad del clóset. Y de esa penumbra ya nadie pudo rescatarlo”.

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