viernes, 17 de abril de 2009

Cenizas abofeteadas

Cenizas abofeteadas.
Texto de la presentacion de la antología de literatura bizarra, "Abofeteando un cadaver" de Max Palacios.
Guayaquil, abril 17 de 2009

Ayer escuché comentar que había sido el día más caluroso del año. Claro que sentía calor. Sí, el ventilador de la metro vía no abastece ni siquiera cuando los vagones van vacíos. Así es Guayaquil, pensé y creo que lo dije en voz alta también por que hubo gente que volteó a mirarme con cierta expresión de reprimenda. Serrano ha de ser, parecían decir sus ojos, muecas, cejas arqueadas y gotas de sudor.
Debe ser el día más caluroso de este invierno, pensé, cuando descendiendo de la plataforma de la metro vía en la estación de la Universidad Estatal, Tulcán y Primero de Mayo, encontré descansando sobre dos informes pilas de ceniza gris lavanda sendos teléfonos celulares que beepeaban frenéticos entre sí. Se enviaban mensajitos de gran resolución con emoticones y todo a velocidades inverosímiles. Qué cosa tan rara. Intrigado me acerqué a las cenizas apestosas a cacho de vaca y sentí la vibración ardorosa que impulsaba la comunicación de los teléfonos.
Ahora que escribo pienso que debió darme miedo, pero, con cierto grado de conmoción recordé a BIZARRO, Ediciones.
No he escrito aun la presentación, me castigué con el recuerdo de la falta. Y, el susto me duró poco. Mi vida es perfecta, recapacité. “Abofeteando un cadáver” es un título más que sugerente, muy propio, justo para una antología de literatura bizarra. La memoria me trasladó al índice de este libro, un grupo de poesía y otro de narrativa. Trece poetas versus trece narradores. Casi como si fuera el guión de un especial de halloween en Los Simpsons. No dudé en el parangón y como no los conozco, fantasee, secretamente sobre el parecido entre Mat Groening y Max Palacios.
Las confesiones no incluyen culpa o tratan de lavarla tras la penitencia, no es mi caso por que el imaginar no completa el delito; pero, de todos modos, enfrente del agraviado es de caballeros “Pedir Disculpas”: A mi favor solo tengo que decir que mi espíritu impresionable quedó muy remecido luego de líneas como “el mecanismo impulsor del monstruo es una bomba de tiempo”, de Willy Gómez y que inicia la antología. Solo podría entonces hacer una venia y como dice Leo Zelada, “delineando el atormentado trazo de mi piel…, regalar una mirada real” al compilador, No he querido ofenderlo don Max.
Desperté del encantamiento por los insultos e imprecaciones que los usuarios de la metrovía me espetaban ya que desde quien sabe cuanto permanecía interrumpiendo la salida de la plataforma. La decisión fue rápida, pensé en el prólogo y la justificación sobre el calificativo de esta antología: Bizarro. Coincidimos desde el principio. Sin vergüenza y a pesar de que los usuarios y peatones me miraban despreciativos, tomé los celulares. Esto tiene que ser una visón premonitoria y, además, necesaria. El acontecimiento fue raro, Bizarro. Para nada gallardo o apuesto, no. Raro y extraño. Jamás podría calificarlo de valiente o arrogante; extravagante, sí. ¿Existen las casualidades? No, dijo un día mi abuelita, Las casualidades son el universo de los buenos mentirosos. Bizarra mi Mamita querida.
Con sendo celular apretado en cada puño caminé hacia la Nueve de Octubre. Sin mirar atrás, sin preocuparme en el que dirán, como si fuera ésta la primera, la única vez que me hubiese comportado así. Y es que solo basta un texto de esa índole para que a uno lo tachen para toda la vida. Sí, qué bien que escribe, qué profundo, qué metáforas; pero, recuerdas ese texto…, el del instante en que todos duermen, Bizarro, Hector Ñaupari ¿no? Y el de la alcoba a oscuras que traiciona a los marinos crisantemos, colibríes… Uhm, jum…, Y eso de lo oblicuo, en la fiebre de oro, de las Venas Bergantes, La gente no olvida, Giancarlo Huapaya, la Bizarría.
Creo que de pronto las pantallas de los teléfonos, vía mis palmas, se conectaron con el flash que me cuelga de la cintura y quemaron en mi disco duro, de un solo golpe:
En la ira ensangrentada de Tomiris y su hijo Espargapises,
El texto preciso es como carne enferma,
Balthus, Mitsuo y Rilke afilándose.

Nada que temer contra las maldades de los hijos del día.
Luciferina, dame tu cielo.
Porque dios ha salido retorciendo el fuego de tus pupilas
¿Por qué sus piernas giran como un reloj de agua?
Sobre las calles rajadas donde murieron Poe y cri cri.

Un tratado de escatología para que los adanes
Se emborrachen bajo algún puente.

El bofetón ha sido brutal, creí que no podría escaparme, que no habría recuperación a tal embate, pero es que hasta allí solo me habían asaltado los trece poetas. Sí, claro que pensé en sacudir los puños y, abriendo las manos, correr hasta el malecón para arrojar al Salado los celulares malditos. Pero no hubo nada que hacerle, los narradores que vivieron en el segundo pilo de cenizas se han vuelto imborrables, se han apoderado de todo surco sano en mi memoria ram. ¿Qué hago? Relájate y disfruta, siento que me aconseja una voz íntima, como emanando del interior de mis interiores.
De una, son los trece, una jorga abrumadora y fuerte, me atenazan. Me han hecho su esclavo, me han hecho el favor:
JENNIFER THORNDIKE
CECILIA PODESTÁ
CYNTHIA ZEGARRA
MIGUEL ILDEFONSO
PEDRO JOSÉ LLOSA VÉLEZ
RICHAR PRIMO
CARLOS CARRILLO
FERNANDO CARRASCO NÚÑEZ
LUIS ANGEL PARDO
JORGE CASTILLO
JULIO MEZA
GABRIEL RIMACHI SIALER

Sigo apretando los puños y he volteado, como Reagan en el exorcista, mis recuerdos hacia las cenizas. Guardo los teléfonos dentro de los bolsillos de mis bermudas, libero mis manos sudadas, ¡Qué calor! Y con manotones amplios abofeteo las cenizas, el aire a mí alrededor se vuelve lila gris, pero ahora huele a lavanda. Nunca tuve miedo.
No es necesario que me crean este relato de casualidades, recuerden lo que decía mi abuelita. Total, quizá todo fue culpa del día más caluroso de este invierno. Hoy el calor sigue en aumento, allá afuera, en lo incierto…
Lo que no deben perderse es la experiencia de leer esta antología.
Gracias, don Max,
Gracias, Bizarro ediciones.
Gracias a ustedes.



2 comentarios:

  1. Excelente, Juan Carlos. Escucharlo en vivo fue genial.

    Un abrazo.

    María Villavicencio

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  2. Interesante Juan carlos...cruzaraste un ejemplar (y tambien otro de tu libro de cuentos).

    abrazos y asomaraste para embriagarnos y planear alguna maldad abyecta.

    efra

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