FOTO: FERNANDO SANDOVAL / El Telégrafo
Juan Carlos Cucalón, escritor guayaquileño.
Juan Cucalón habla de su obra, que le valió el primer premio en el XI Concurso Nacional de Literatura.
¿Realismo sucio? Puede ser, es más, el grueso de mis lecturas va por ese lado”. Seres al margen de lo que determina el mainstream (corriente principal) son los que componen “Surcos Obtusos”, libro de cuentos con el que Juan Carlos Cucalón acaba de ganar el primer premio del XI Concurso Nacional de Literatura, género cuento, organizado por la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas.La serie de 27 cuentos retrata el título del libro. Lo obtuso no como aquello torpe y poco profundo, sino como el ángulo más abierto que noventa grados. “Es la vía por donde caminan esos seres marginales, dolidos”. Los relatos comienzan con la historia de un niño travesti, quien es descubierto vistiéndose de mujer por su madre. Hay también putas drogadictas, niños asesinos, adolescentes que matan para tener placer. “Me voy muy adentro de la marginalidad social y psíquica, pero sin castigar a nadie. Solo quiero evidenciar que toda esta gente también existe”, explica.Pero el escritor guayaquileño hace una aclaración: “el marginal no es solo el delincuente. La sociedad es un núcleo concéntrico y todos quieren estar allí. Yo jamás he querido”. Dentro de esos parámetros, él se considera un marginal. Lo cierto es que su andar por los bordes le ha dado material y experiencia.Cucalón dice ser un escritor tardío. “Recién a los 24 años tomo mi primer taller literario”. El hobby de sus inicios pasa a ser algo serio en los noventa. La vida, la suerte y aquellas oportunidades que se le brindaron, de las cuales tomó todas, lo llevaron a viajar por varios países del mundo y a tomar talleres en cada sitio donde estuvo. Apenas graduado del colegio, fue a estudiar arte en Nueva Orleáns.A los 28 se va a Japón con una beca para realizar estudios comparativos de literatura y lenguaje. Ahí ya entra de lleno en las letras y recibe talleres con la escritora japonesa Isako Nakamura. Luego, viajaría durante seis meses por la costa del Pacífico en el “Barco de la Juventud del Mundo”, donde dictó talleres culturales. Luego, al conseguir un trabajo con Editorial Óscar de León llegó a Guatemala. Allí recibió talleres con Augusto Monterroso, a quien define como un hombre entrañable, “como un abuelito, muy sutil en sus críticas, pero bastante directo”. “Estoy convencido de que los talleres nutren el proceso literario”. Él mismo dicta talleres desde hace 16 años. Subraya la formación que recibió de Huilo Ruales, Abdón Ubidia, Fernando Itúrburu, quien incluso hizo un trabajo sobre su literatura en la Universidad de Plattsburgh. Para Cucalón, no obstante, el más importante de todos ha sido Miguel Donoso Pareja. “Lo busqué toda la vida, hasta que logré tener un taller con él. Él es un hito en los talleres de Latinoamérica”.
© El Telégrafo C.A. 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario