miércoles, 24 de octubre de 2012

Los Angelitos Verdes joden aun.


 Este texto fue leido en la presentacion de ANGELES SODOMIZADOS,  en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil, el 15 de octubre.


Angelitos verdes

¿Molesta el angelito?,  preguntaba mi abuela a mis padres cuando uno de mis hermanos, o yo mismo, hacíamos un berrinche avergonzándolos en público.  No, contestaba mi padre y proseguía,  Aún está verde; molestará cuando esté maduro.  “Un escupitajo primario de toda rebelión ante el discurso del poder que tiene su núcleo en la juventud”, ha dicho sobre los Sodomizados, Javier Lara Santos, y yo sentí la conexión inmediata y el auto reconocimiento directo con el texto porque recuerdo que algún momento, no hace tanto como pueden imaginarse, yo fui un Angelito Verde.  De allí que me arrogue el derecho de escarbar en este poemario y, en primera persona, presentarles todos los Ángeles de Franco en un recorrido por sus propias  imágenes que se mezclan con mi infancia secular:
En milseiscientossetentaysiete, Sor Juana Inés de la Cruz, ya sabía que a los angelitos los inventó  el hombre para servirse de ellos y esclavizarlos, ya acordaba en salto cuántico con Lara y Villon que la juventud siempre será un abuso. Así, decía, Venid, volad, Serafines alados… Siempre felices Celestiales Cortesanos bizarros, haced gala lo rendido y primor lo enamorado… Sin que los viles, humanos bajos vapores se atrevan a empañar candores tantos…  Y es que a todos nos tocó un tanto de pólvora, de noche y de niebla en la ruta por dejar la condición angelical y empezar a pecar con conciencia… En palabras de Víctor Vimos, Es la juventud hablando… Es la demostración de que tras esta primera fiebre, este primer augurio, estará la poesía.   Lo demás no importa.
De Franco, verdes o sodomizados, los Querubines comienzan su periplo en la    … misma llaga / donde hurgábamos el pasado, el agua / purulenta y el cántaro roto; / la mentira sobre los campos humeantes en / la oscuridad de las biografías… Porque todo debe tener un inicio y pobre de quien no sepa cuál es su origen, pobre aquel que ubique su génesis en la noche de los tiempos o, peor aún, de aquel que no quiera recordad o reconocer su propia estirpe. De esa posible negación nacerá siempre la iniquidad y la vergüenza.  La palabra de Franco, como debe ser, se yergue orgullosa sobre sus principios y los presenta como una jaula de piel y tiempo, cuyos barrotes han sido los años  de miedo y opresión… Y: …Quinientos años de cárcel y la misma / golondrina / comulgando con los albatros, dice, otorgándonos alas, como a las ganas, a las ilusiones y a los deseos que llegarán allí donde: …murió algo que saboreó el odio en la / voluptuosidad de los cuerpos.   Y como  grifos nuevos del siglo XXI  …dejemos morir / lo griego,  / lo cristiano  /  y el occidente.
Ya volamos solos, y recién vamos por la página veintiocho. ¿El águila ha desanidado a sus polluelos?  ¿El timonel enrumba su goleta sin patrón o vigía? No, estamos solos porque y entre paréntesis …(La madre ha muerto) /  y … La cicatriz de esta soledad reposa  /  en el vientre monosílabo de dios…, entre comillas.  La voz lírica, ahora, ya tiene potestad y dominio sobre su anécdota y supera lo humano y lo divino pues muta y nos transforma, nuevamente entre paréntesis, en (Los hijos detrás de la sangre) /  cetáceos, anfibios, cuadrúpedos. / levantemos la piel, sacudamos el disfraz…, dice Franco, y yo, ingenuo, pienso en el armario de mi abuela donde me crecieron mis primeros alerones lepidópteros, como de zángano bujarrón, cuando aprendí a besar en la oscuridad.  Espero que todos recuerden su propio descubrimiento: …Yo tenía, continúa el poeta, un ángel polifónico / al que besé y amé debajo de los /  manzanos.  Vieron, no me equivoqué,  como no me equivocaré cuando, recordando les recuerde que alguien nos sacó de ese closet y nos castigó por haber sido dichosos, ¿miento? Y dice: … ¿Cuál es el acto reparador / de ese NO que mancha las manos? / ¿la cruz? / ¿la cicuta? / o / ¿la poesía?
A esta altura del vuelo, la presa siempre estará dispuesta a no saber, a ignorar, a hacerse la desentendida, a creerse humana y pensar que está leyendo un poema de Franco que no le hará daño; y jugará a ser rescatada por la metáfora, a resucitar en el símil o el retruécano, a dudar que acaba de leer  bajo la –F-  la línea fatal que en picada le recita el predador halcón con las garras encrespadas:    …¿Para qué sirve la virilidad del pájaro  /  en las visiones noctívagas del espanto?  Poeta y lector, presa y predador se suspenden en una mancha de amor púrpura  y la –F-  los sella: … La noche extenderá sus brazos /  encima del mar que aún me espera / totalmente acabado.
A ver angelotes, amores míos, pongamos los pies sobre la tierra un ratito, ¿Qué es todo esto?, ¿un susto, una metamorfosis o un ruego? No teman es tan solo otro poemario; es un libro, nada más, manchas de tinta sobre papel blanco, ¿qué mal puede hacerles? ¿Por qué habrán de creerle?, cuando lean que:   …Existe un dios que apenas / cabe en la mano de un gorila.  /…El puñal es una vocal abierta.  Y, aún no llegamos ni a la mitad; pero les aseguro, en mi calidad de honesto cortesano celeste, que este texto no es satánico ni diabólico, todo lo contrario, es un poemario donde la pureza no ha aprendido a temer ni ha recibido instrucción o educación básica, donde la pureza, repito, es como el Mercurio, metal líquido donde se reflejan las miradas de todos nosotros,  atentos angelitos verdes que no necesitaremos de su lectura para llegar a ver un día: … el holocausto del lirio. /  …La selva labrando el canto. /  …al sol escribiendo una mentira. /  No, no tendremos que leer a Franco para entender que un día  nos quedaremos: …solos con nuestras muñecas de cartón.  Yo, simplemente, recomiendo  que podemos estar prevenidos y anticiparnos sin dolor a la verdad que, implacable y sin poesía,  nos aplastará, también un día.
¡Qué atrevimiento!, me dijo mi abuela Blanca, cuando una mañana cualquiera entré a su habitación y la contemplé sin su peluca rubia. No me asustó su cráneo calvo y amoratado por la quimioterapia, pero sí me dolieron sus palabras.  ¿Por qué no tendría el derecho a atreverme a verla así y sin miedo? Claro que no se lo pregunté en ese momento.  Esa es la pregunta que me salva siempre cuando leo poesía, de la buena, de esa que hay que atreverse a enfrentar, de esa que  desvergonzada nos catapulta al infinito en sus reflejos, de esa que se atreve a escribir un poema de dos líneas que dice: …Él me dijo hagamos el amor / y lo monté y lo lloré y se deshizo.
Sí, mis angelitos verdes, Franco se atreve, atrae, acecha, avalancha, acosa, asume, aprieta, atusa, aroma, aloca y amalgama con: …pólvora y lengua / …sudor y semen. 
Hoy públicamente no presento, agradezco a Luis Franco y a sus Ángeles Sodomizados recordarme que hay que resignificar la ternura devolviéndosela al corazón de la víctima, porque como veremos mañana en el conversatorio “Desde la Otra Ternura” No existe presa más apetecible para el depredador que la más tierna.  Y ahora dejo mis alas oscuras de ángel maduro y vacío en la voz, fragmentada,  de otro serafín viejo que le cantó a  querubines que se amaban, como homenaje a Franco y al mundo  de lo celeste:
Narciso aparta los juncos…
… Jacinto,  insecto muerde azucenas

…Narciso, fósforo y raya de nieve
Jacinto, diminuto río en la alcoba,
Jardín con flecha enterrada,
Jardín sin hojas ni manos, jardín en blanco.
Blando chisme se apresura,
Rueda el insecto por mantas tibias
Y piel de azucena charolada.

…Narciso aparta los juncos.
Muchachillos que chillan
Entre los juncos, hundiéndose
En la yerba que mira,
En la arena del tacto.

José Lezama Lima

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