viernes, 1 de octubre de 2010
Rithayworth
Por una ramita de romero que encendí para buscarlo, me dijeron, idiota, asi no se encuentra ningún amor.
Desde entonces remo sobre el lago por las noches, siempre a la misma hora. Y, sin ambición onerosa, espero que aparezca mi Victor Hugo con un tecito de amapolas para perdernos en el tiempo invesomil de Wells.
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Ella, incrédula y divertida, calla. Debajo de su mesa su tacón juguetea con el filo cromado de la silla.
ResponderEliminarBello tacón, bella silla, El amor tiene un testigo que no lo quiere contar...
De puro aburrimiento femenino.
Genial la imagen remando a misma hora...y la referencia a H.G. Wells también.
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